La estimulación temprana nace en el siglo XX con el propósito de realizar actividades de contacto o juego con un bebé o niño que propicie, fortalezca y desarrolle adecuada y oportunamente sus potenciales humanos. Como menciona Orlando Terré (2002) esta se debe trabajar con niños, desde que nacen hasta los seis años “con el objetivo de desarrollar al máximo sus capacidades cognitivas, físicas y psíquicas, evitar estados no deseados en el desarrollo y ayudar a los padres, con eficacia y autonomía, en el cuidado y desarrollo del infante” (p. 130). Cabe mencionar que todo ello debe ser con el apoyo de los padres de familia.
Retomando lo explicado anteriormente, es importante estimular a los niños durante la primera infancia puesto que estos se encuentran en un momento muy importante en su vida, es el momento en el que hay un mayor desarrollo de neuronas. Y es importante recalcar que “cuanta menos edad tenga un bebé, mayor será su capacidad de aprendizaje” (Bances, G., s.f., p.2). Asimismo, según Zoila Barreno-Salinas y Jessica Macías-Alvarado (2015) mencionan que el principal objetivo de la estimulación temprana es:
“aprovechar este contenido de aprendizaje y adaptación del cerebro en beneficio del niño o niña, mediante estrategias lúdicas su propósito es la de suministrar una serie de provocaciones repetitivas, de manera que las conexiones cerebrales resulten de mayor utilidad” (p. 112).
Sin embargo existen muchos mitos sobre la estimulación, uno de ellos, y el más común según Bances,G. (s.f.) es que “es contraproducente estimular tempranamente a los bebés e infantes” (p. 4), puesto que existe la idea que los niños de la primera infancia no están preparados para aprender demasiadas cosas. Asimismo, el autor también explica que existe la idea errónea de que “no hay nada mejor que una institución y profesionales altamente capacitados para encargarse de la educación de los menores” (p.4) sin tener en cuenta que son los padres los principales impulsores del desarrollo y los maestros y profesionales del tema serán el apoyo de los mismos. Estas ideas equívocas sobre la estimulación temprana nacen a partir del desconocimiento de sus beneficios, es por ello que continuación explicaré algunos de ellos:
Se desarrolla el cerebro humano, se estimulan y potencian las funciones cognitivas, además debe respetarse la etapa de desarrollo en la que el niño se encuentra para así fomentar un óptimo desarrollo.
La afectividad de los padres para con el niño o niña generará el desarrollo del área socio-emocional, desarrollando así la confianza y autonomía de los menores. Asimismo, los refuerzos positivos ante actividades de estimulación, ya sea la “afectividad verbal o corporal de cariño (abrazos, besos, etc.), admiración, reconocimiento, felicitación y amor” (Bances, s.f. p.6) van a generar que el niño sienta interés por aprender e ir acumulando experiencias que le permitan conocer su ambiente y relacionarse con el mismo.
Poder permitirle al niño explorar y conocer su entorno fomentará el desarrollo del área cognitiva, ello permitirá que el niño pueda relacionarse y comprender el ambiente en el que se desarrolla, además de adaptarse al mismo y desarrollando un pensamiento crítico por medio de los conocimientos y permitiéndole tomar decisiones de acuerdo a su edad.
El área lenguaje va a desarrollarse en tanto los padres no limiten al niño facilitando la comunicación con el mismo, puesto que el niño debe ser motivado y estimulado a elaborar sonidos, palabras, frases y oraciones de acuerdo a su edad para así posteriormente poder construir una conversación con el otro. De esa manera el niño podrá expresarse con los demás individuos.
Por medio de ejercicios, los cuales pueden realizarse en casa, se desarrollará el área motriz. Ello comprende tanto el desarrollo de la motricidad gruesa como la motricidad fina. Es decir, el niño podrá aprender a gatear, desplazarse por el espacio y así poder tener contacto con el mundo que le rodea. De la misma manera aprenderá a garabatear. pintar, dibujar.
La estimulación temprana también es una técnica terapéutica puesto que es aplicada en muchos centros de rehabilitación para niños y adultos con deficiencias neurológicas. Al aplicar la estimulación temprana de esta manera se puede lograr el desarrollo del área que no ha sido correctamente desarrollado, en este caso las actividades son dirigidas por el especialista sin embargo los padres servirán de apoyo para el mismo y para su menor.
En conclusión, la estimulación temprana en los infantes en una gran oportunidad para potenciar el desarrollo de los mismos. Si estimulamos a nuestros niños, no solo veremos que habrán resultados en ese momento sino también en el futuro, puesto que veremos adultos críticos ante las diferentes situaciones de su sociedad, un adulto autónomo y participativo, etc. Es por ello que debemos tener conocimiento de todos los beneficios que nos brinda la estimulación temprana porque también puede ser preventiva. Ya que si logramos conocer cuales son las habilidades que deben desarrollar y las necesidades de nuestros niños en la etapa en la que se encuentran serviría para atender de manera preventiva o a tiempo una situación de retraso o dificultad para el desarrollo en la etapa en la que el niño o niña se encuentra.
Bibliografía
Bances, G. (s.f.). Estimulación Temprana. Lima: Espabilados.
Barreno- Salinas, Z. & Macías-Alvarado, J. (2015). Estimulación temprana para potenciar la inteligencia psicomotriz: importancia y relación. Revista Ciencia UNEMI. Vol. 8 - Nº 15, pp. 110-118.
Terré, O. (2002). Educación y Estimulación Multisensorial. Lima: Libro Amigo.